miércoles, 3 de febrero de 2016

Me ducho o no, esa es la cuestión...

Mi primera incursión sería pensar que no habría que dar nada por sentado. Pensando en niños...ellos necesitan de nuestros cuidados...de nuestro estar con ellos...básicamente de nuestro amor. Pero también es importante recordar que son personas con personalidades y pensamientos, y he aquí mi primera experiencia a compartir.
Estamos de vacaciones y Lucía, nuestra hija de 5, se pone a llorar cuando la ayudamos a ducharse en la casa que alquilamos. La cuestión fue que no tuvimos en cuenta que el duchador era de mano y sin querer se nos cayó y como sabrán...la fuerza del agua hace que se mueva por todo el piso en forma descontrolada. Lucía rompió en llanto y no entendimos que había sucedido. Fue repentino y apenas pudimos terminar de ducharla.

Una vez pasado el momento...hablamos con ella y nos preguntó si en realidad los duchadores (las flores) estaban vivos y ese se había soltado. Primero sonreimos por su inocencia...pero luego recapacitando...algo había faltado como adultos. LA ANTICIPACIÓN FRENTE A LO DESCONOCIDO. Los detalles aún menores pueden ser situaciones costosas para los pequeños, si para nosotros adultos un cambio inesperado nos puede incomodar...cuanto más ellos.

Hablamos con ella y llegamos al acuerdo que tendríamos presente estas cosas y ella sonrió feliz. Parte de comunicarse! Ambas partes quedamos felices de poder expresar lo que nos pasaba. Ella su miedo a la ducha de mano y yo mi imposibilidad de comprender lo que le sucedía en el preciso momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario