viernes, 26 de febrero de 2016

Opinología...y de la buena!

Basta de opinología gratis!!!!
Este post nació a partir de la siguiente experiencia... Una mañana de calor viajaba en el colectivo con Juan y como es pequeño me cedieron el asiento. Luego de unos momentos sin aparente razón Juan comienza a protestar, y frente a mi intento de calmarlo...rompe en llanto y forcejea para intentar soltarse de mi agarre sacudiendo el cuerpo. 

Antes de poder intervenir como mamá, me cae la primer dosis de opinología. Una señora mayor le chista a mi hijo para que se calle y me dice que seguro hace ese berrinche porque tiene calor. 
Mi respuesta exterior fue mirarla por tres segundos  y no decir nada verbal. 

Vuelvo hacia Juan y veo a otra mujer más joven moviendo la cabeza en desaprobación y haciendo gestos raros. Miro hacia el asiento de al lado y la mujer me mira molesta porque viene hablando por celular y obviamente Juan no colabora con su intercambio verbal.

Finalmente cae inesperadamente un comentario de la muchedumbre del fondo...tiene sueño el nene!!!! Cómo explicar las miradas que recibíamos como si fuesemos una película de bajo costo para ver en el viaje. 

Ahora que tengo tiempo respondo...porque en aquel momento...la prioridad era saber qué le pasaba a mi hijo. ¿Por qué será que las personas dan su opinión sin  que se las pidan? ¿Acaso había alguien es ese colectivo que conociera a mi hijo como yo? ¿Alguno se puso a pensar que entre tanta opinión lo único que lograban era que no pudiera escuchar la voz de mi hijo? 

Todo esto me llevó a recordar la lluvia copiosa de opiniones de gente que con su buena voluntad creían ayudarme, pero no, no sumaban generalmente; sobre todo si somos mamás primerizas. Recuerdo recibir opiniones que no hacían otra cosa que reforzar mis inseguridades con respecto al cómo cuidar a mi hija en aquel entonces. Inclusive...recuerdo recibir sugerencias contradictorias, dependiendo de la subjetividad del emisor. Por ejemplo: ese bebé tiene calor, y mientras pensaba si sacarle algo de ropa, aparecía otro sujeto a decirme que el bebé estaba desabrigado. ¿Acaso esto es un juego de muñecas en donde le cambiamos la ropita al bebé?

Tanta lluvia opinológica puede quitarnos claridad a la hora de querer decidir. Llega un momento que podemos quedar aturdidas, incómodas y confundidas si  seguimos las "verdades" de aquellas que manifiestan saber por experiencia y porque así se hace...sin dejarnos margen de libertad por supuesto.

Es importante recordar que los primeros días, todo es inseguridad y que todo es nuevo. No cedamos esos espacios únicos y necesarios para conocer a nuestros hijos por temor a no hacer las cosas bien (qué sería hacerlo bien no?). Cada bebé es único y requiere nuestra presencia única...porque en definitiva, estemos como estemos, seguridades más, seguridades menos...nosotras somos sus mamás, no?

Ahhh, antes de terminar el post! La anécdota en el colectivo terminó así: me bajé con Juan porque necesitaba un espacio de encuentro con él. Apenas dejamos el colectivo, Juan se calmó y terminamos el viaje en taxi. Lo único que quería era estar más despatarrado sobre mi. 

lunes, 22 de febrero de 2016

Los berrinches de los pequeños...y nosotras!

Claramente los berrinches son situaciones de stress que intentamos evitar, sobre todo si se desarrollan en lugares públicos o en reuniones personales. No voy a entrar en el dilema de cómo sobrellevar los berrinches, pero si voy a recalcar que por algo se dan y hay que intentar comprender qué los detona. La clave no es sofocarlos apenas arrancan, como un incendio incontrolable, sino que una clave puede ser enseñarles a manejar las frustraciones. Así se convertirán en personas que una vez adultas...serán resilientes.

Para ello, hay un objeto especial que colabora con todo esto en forma integral. Les presento a la botella (también el frasco) de la calma.

En la imagen está la botella de la calma que construimos con Lucía. Fue hermoso el momento compartido y las ganas que puso, la felicidad de tener la botella entre sus manos ya era toda una experiencia.

Y sin buscarlo...ese mismo día frente a una situación de enojo vi que realmente resultaba, si mamás. Hasta Juan la uso y pude ver cómo el enojo no se hacía centro y el disfrute ganaba espacio.

Eso me llevó a pensar en los momentos en donde pierdo la calma...cuando los nenes se pelean, no llegamos con todas las cosas que queremos, ropa sucia, preparar la comida, trabajo, etc, etc, etc. En resumidas cuentas, cuando todo se junta y se hace una maraña imposible de desenrollar. Es en este punto donde creo que necesitamos una botellota de la paz o bien agarrar la de nuestros nenes y tomar un poquito, jajajaja. 

Mirar un atardecer, contemplar una bella imagen o simplemente dejarnos absorver por la inocencia de nuestros hijos puede ser la mejor bocanada de paz (si es que no están peleando claro!!!!) 

Para concluir con este post les cuento que Lucía se fue a dormir con la botella de la paz y se quedó dormida abrazándola. Hay una mezcla de es mío, lo hice con mamá y de paso...me calma! 

Para leer más...

Nos vemos en el próximo post!

 

domingo, 7 de febrero de 2016

La naturaleza y la imaginación

Día en la naturaleza, agua y pasto. Esa combinación resulta poderosa a la hora de disfrutar. Si bien una pileta es una opción hermosa para el verano, hay horarios no muy recomendables sobre todo para los niños. ¿Qué hacemos entonces en las horas de más calor?

La primera opción que me surge es la de una buena siesta...aunque a veces  parece una odisea. Sabemos que hay ciertas edades en donde la siesta no existe! Otra buena opción es hacer arte, dibujar, pintar, recolectar hojas, pieadritas, etc a la sombra. Y si lo anterior no ayudó...podemos recurrir a alguna de sus películas favoritas.
 
Nosotros elegimos montar barriletes!!! Para mi es una idea estupenda, donde el viento en la cara es caricia y los colores del barrilete un paisaje en sí mismo. Ver correr a Lucía como desafiando el vuelo del barrilete despertaron en mi unas ganas tremendas de correr y hacer el mismo juego de vuelo. Entre risas y disfrute de ver colorear el cielo con los barriletes y disfrutar de Juan que perseguía a los mismos en un intento de verlos más de cerca y atraparlos. Actividad que duró media hora o quizás más! 
 
Lo que intento...dentro de lo que se puede...es aprovechar el contacto con la naturaleza. De explorar más libremente y conocer plantas, bichos, texturas que quizás no son tan familiares. Esto parece simple, pero hay que estar con energías y ganas de acompañar a los pequeños, ellos se divierten mucho y tienen pilas para correr por todos lados; nosotros adultos quizás tenemos que regular el desgaste o turnarnos,,,con otro adulto. Y otra cosa que se necesita es cuidar los objetos encontrados por ellos y animarnos a emplearlos en algo creativo o simplemente conservarlos (cosa que no es poco!)

Les cuento una de las cosas más bellas e inocentes de Lucía. Caminando en el campo, ella encontro lo que sería la cúpula de un fruto seco (adjunto foto) y me dice contenta que seguro había hadas artesanas en el campo (para los que no vieron la película...esas estructuras son usadas para contener pintura) y se fue feliz teniendo esa certeza. Sin que ninguno dijera nada ella decidió ponerlo bajo su almohada esperando que algún hada viniera a buscar ese cuenco y le dejara algo en recompensa por su hallazgo.
 
Resultado de imagen para receptaculos de frutos secos
 
Obviamente, ella sola nos dejó el camino abierto a nuestra imaginación...y le armamos su nombre con ramitas de árbol sobre su mesita de luz para que lo viera al despertar y en una hoja seca de árbol la palabra gracias. Claramente, a la mañana siguiente nos despertó a los gritos de la emoción!!! 
 
Podemos discentir en las formas, pero mi idea es incentivar la imaginación en los niños, lo más que se pueda, porque es así como despliegan su potencial, descubren sus capacidades y los expone más a nuevos desafíos. La imaginación los lleva a conocer nuevos mundos, de colores, de ideas, personajes, de historias, de cuentos, etc. 

 
 
 

sábado, 6 de febrero de 2016

En la playa...


Días en la naturaleza compartiendo en familia. Ordenando las actividades al ritmo de los más pequeños. ¡Cuánta posibilidad de conectar en un ámbito donde la naturaleza reina, donde la disponibilidad de lo material resulta casi prescindible! Paso a contar la experiencia de juntar caracoles en la playa con Lucia, alegrarnos por los colores de cada uno y pensar en que cosas podríamos armar. Disfrutar no del Mar en sí mismo, sino de lo que despierta en los pequeños el contacto con lo natural. Y como se despliega la imaginación si así lo permitimos. Así que...tarea pendiente será crear con caracoles...

Por otro lado, avanzado el día...la arena estaba por todos lados y los pequeños (Aquí presento a Juan mi otro hijo) seguían corriendo y algunas veces no haciendo caso. El stress llegó a su clímax cuando con el cuerpo lleno de arena salgo a correr a los niños que a su vez corrían un carrizo lleno de churros. De pronto un viento me vuela el pelo y me hace masticar arena. En ese estado llegó al carrito y junto a los peques compramos churros. Volvemos a nuestro lugar en la arena y nos disponemos a merendar. Conclusión, la maternidad es saborear ratos de arena y azúcar de churros. Una mezcla poderosa y desafiante en el amor!



Contemplando la inmensidad del mar...

miércoles, 3 de febrero de 2016

Un poco del inicio de mi ser mamá...

Mi propia maternidad hizo que se abrieran en mi caminos en mi interior que ni yo creía posibles. Me llevaron a pensarme y repensarme como mujer. La vida creciendo en mi interior fue un regalo único que hoy considero el milagro más maravilloso que pude tener. Un privilegio como pocos y lejos de querer mostrarlo como un mundo ideal; quiero recalcar que mi maternidad me llevo a pegarme de lleno con mis límites, mis inseguridades y por sobre todo...mi insistencia en querer controlar todo lo que me pasaba.
La verdad médica que me caló hondo era que una vez cumplida la semana 38 mi bebé podía nacer en cualquier momento! Sin previo aviso? Cómo me soy cuenta? Alguien me dijo que sentiría contracciones?Cómo son? Qué se siente? Y si no llegó a la sala de partos? Y si estoy sola? Y si...y si...claramente es una
revolución de preguntas que nadie, nadie en mi entorno pudo responder satisfactoriamente. Así que procure estar atenta a los avisos de mi cuerpo y para ello comencé una honda recorrida interior. Quien mejor que yo para saber lo que me pasa. No? 
Y así...Llegó mi primera experiencia de parto. Nunca supe lo que era una contracción...siempre me rio cuando pensaba para mis adentros que una contracción era una señora que golpearla a mi puerta diciéndome que ya era hora. Llegué a la clínica con 8 de dilatación y nunca supe que estaba en trabajo
de parto...mi sensación era tener una molestia en la zona lumbar! Luego de seis pujes Lucía estaba recostada sobre mi. Como describir ese momento...no podría. Solo diría que quedé estallada emocionalmente. Me entregué a las sensaciones de alegría extrema, fragilidad absoluta, llanto liberador y puerperio deseado de poder vivirlo con mi hija.
Recuerdo que los primeros momentos pos parto no son fáciles. Muchas me contaron su experiencia de parto, del dolor...pero no describieron el después. Sentirme tan vulnerable, sensible, fusionada, al punto casi de no reconocerme...a esa mujer que había creído ser...y ahora parecía no reconocer. Venían las visitas y todos se mostraban felices y yo tratando de abrazar ese estallido interior, esa efusión de una nueva mujer/mamá, mamá/mujer que también nacía con mi hija. 
Mientras tanto los pechos hacían nacer Leche. Las pérdidas normales después del parto afloraron, todo era un fluir de cosas...tangibles y no. Sanadoras y de vida. El cuerpo se despedía de esa fusión intrauterina para dar vida en la lactancia. En fin, un cuerpo haciendo honor pleno a su ser mamífero y un alma que desplegaba una parte maternal desconocida hasta el momento. Y una psiquis que seguiría explorándose hasta descubrirse nueva, más mujer...pero eso llevaría su tiempo...

Me ducho o no, esa es la cuestión...

Mi primera incursión sería pensar que no habría que dar nada por sentado. Pensando en niños...ellos necesitan de nuestros cuidados...de nuestro estar con ellos...básicamente de nuestro amor. Pero también es importante recordar que son personas con personalidades y pensamientos, y he aquí mi primera experiencia a compartir.
Estamos de vacaciones y Lucía, nuestra hija de 5, se pone a llorar cuando la ayudamos a ducharse en la casa que alquilamos. La cuestión fue que no tuvimos en cuenta que el duchador era de mano y sin querer se nos cayó y como sabrán...la fuerza del agua hace que se mueva por todo el piso en forma descontrolada. Lucía rompió en llanto y no entendimos que había sucedido. Fue repentino y apenas pudimos terminar de ducharla.

Una vez pasado el momento...hablamos con ella y nos preguntó si en realidad los duchadores (las flores) estaban vivos y ese se había soltado. Primero sonreimos por su inocencia...pero luego recapacitando...algo había faltado como adultos. LA ANTICIPACIÓN FRENTE A LO DESCONOCIDO. Los detalles aún menores pueden ser situaciones costosas para los pequeños, si para nosotros adultos un cambio inesperado nos puede incomodar...cuanto más ellos.

Hablamos con ella y llegamos al acuerdo que tendríamos presente estas cosas y ella sonrió feliz. Parte de comunicarse! Ambas partes quedamos felices de poder expresar lo que nos pasaba. Ella su miedo a la ducha de mano y yo mi imposibilidad de comprender lo que le sucedía en el preciso momento.