jueves, 31 de agosto de 2017

Creciendo...

Ver crecer a nuestro pequeños es hermoso, muchas veces genera una vorágine intensa que pone a prueba las más armadas respuestas, hasta la más entera mamá tambalea...
Esto pasó un día...cuando al retirar a Lu del cole, viene corriendo a mi y rompe en llanto. La situación que ella fue la única nena no invitada a un cumple...y comprendí que ella estuvo así a lo largo de todo su día escolar, lloró en varias instancias.
Sentires de mamá...mezcla de emociones...pero lo que sentía fuertemente...dentro mío...que me habían quitado la posibilidad de prepararla, poder anticiparla. Mi hija estuvo sin la palabra de un adulto que la ama...sola...sufriendo sin necesidad. Simple, me hubiera gustado recibirla mejor.
Aprendizaje...claro! Ella entendió que todos no son amigos, también hay compañeros. Y todo gracias a esta situación.
Estamos cerca de su cumple...y ella es tan madura que ahora no quiere invitar a todos...porque claro...entendió, aprendió. CAMBIO SU MIRADA.
Sigo dando vueltas su respuesta...y por más que no quiera...ella tiene razón. Tuvo su cucharada de mundo adulto y ahora, no hay vuelta atrás.
Mi aprendizaje personal o más bien sugerencia, dejar de vivir a mil, no sea cosa que sigamos dejando pasar por alto gestos de cuidado para con nuestros pequeños, ellos no tiene las mismas estructuras psíquicas que los adultos. Lo que a nosotros nos parece simple o hasta obvio, ellos quizás no lo pueden procesar o lo hacen erróneamente.
Eso, gracias por leer! Después les contaré contaré cómo siguió todo...  

martes, 8 de agosto de 2017

Volviendo al ruedo...

Después de un tiempo...decidí retomar el impulso que me llevó a esto. Claramente fueron otras mamás las que me entusiasmaron a seguir con estas líneas y ellas me animan también en mis búsquedas de cómo y por dónde...

Lo que sigue siendo primordial es mirarse...permitirse el error...no somos infalibles, pero el amor tiene eso, nos lleva a volver a intentar una y otra vez. Hay muchas miradas, pero qué importante si esas miradas viene con amor...

Les cuento que ya mi niña está en primer grado y supongo que esa es una de las razones por las que me aleje de algunos espacios para poder estar más abocada a lo que creía y creo es fundamental; acompañar el proceso que implica crecer, dejar el jardín para empezar a tomar pequeñas responsabilidades escolares, donde la paciencia se necesita más que nunca y donde el leer y escribir parecen ser el centro de todo...y para mi no es así. Y justamente, para defender su 'ser nena' es que tuve que armarme de herramientas; sí, más herramientas para que el juego no se diluya entre tantas letras y números.

No como algo malo, al contrario, pero que no pierda el juego imaginativo, el juego libre, donde las cajas pueden ser rocas, casas, etc. La imaginación es un tesoro que se desarrolla en su mayor parte hasta los siete años, así que todo lo que hagamos por ayudarla acrecer es más que bienvenido,

Recuerdo una frase de mi hija diciéndome...mamá, no me gusta la primaria porque tengo que pasar mucho tiempo sentada prestando atención. Para mi fue un grito esa frase, como si describiera un sufrimiento que todavía no existía, pero en su pequeñez...hacía una proyección. La idea no es entrar en el debate si son muchas horas de escolaridad o no, cada uno tiene sus razones y sus posibilidades, pero si, quiero centrarme en la voz del niño, lo que ve, como lo experimenta. Para mi, ESA ES LA CUESTIÓN.

La charla con ella fue larga y de varios días. Busque su horario, vi posibilidades y acomodamos algunas actividades para que haya un equilibrio feliz para ella. Eso lleva tiempo, decisiones, escucha, mucha escucha, inclusive si va en contra de lo que elegimos, cada uno decidirá hasta donde puede y se deja atravesar por las palabras de sus hijos.

Bueno, este fue sólo un inicio...nos vemos en breve y gracias a las que me volvieron al ruedo!